7.11.08

Música

Hoy viví un proceso de lo más raro. Un amigo vino a la casa y me pidió que le pasara música a su iPod, a lo cual accedí. Y entonces, sentada en el sillón, empecé a ver cómo seleccionaba todas las canciones de un artista y las copiaba, sin detenerse a ver si le gustaban o no. De repente, empezó a pasar varias canciones que para mí son de las más importantes y me di cuenta que no quería compartirlas. No de esa manera. Me di cuenta que para mí el proceso de compartir música es mucho más íntimo. Para mí no es sólo llenar el espacio disponible; para eso anotas el nombre de cinco bandas y te pones a descargar toda su música. Para mí es seleccionar de los 23 GB que tengo las canciones que podría pensar que le gustarían a la persona, o canciones con las que la recuerde, o canciones que tienen un mensaje que deba escuchar. Es por eso que algunos de mis regalos favoritos son los discos que me han dado personas muy especiales: Alejandro, Rodrigo, René...
Para mí implica dar toda una historia con cada canción. Es lograr de alguna manera que la primera canción del disco sea la que se llama Australia. Se trata de quedarse con recuerdos, no sólo con música. Creo que por eso resultó ser algo tan importante.
Loca? Puede ser. No por nada soy de las que opinan que la vida debería ser un musical...

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