6.11.08

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La semana pasada una de mis amigas de Australia me platicó de un libro que ella estaba leyendo acerca de las coincidencias y la energía en el mundo y, por supuesto, me sentí atraída por él inmediatamente. Ese mismo día fui a una librería pero no tuve la suerte de encontrarlo, por lo que, así de intensa como suelo ser cuando algo se me mete a la cabeza, decidí aprovechar los medios tan fabulosos con los que ahora contamos. En otras palabras, lo bajé de Internet. Al principio no estaba segura de hacerlo porque los libros siempre serán libros. No sonaba tan emocionante leer un documento en la pantalla de mi computadora, pero mis ganas eran tantas que me propuse intentarlo. Y así fue cómo hoy terminé de leer mi primer libro en PDF, y aunque descubrí que para casos de urgencia extrema podría volver a hacerlo, nada se compara a tener entre tus manos un libro nuevo, a usar separadores que tengan su propia historia, a contar las hojas del capítulo para saber si puedes leer un poco más antes de irte a dormir...

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