En la casa, por el contrario, habíamos comprado una megabolsa de dulces de todos los estilos e, irónicamente, nadie tocó a la puerta.
Pero para mi sorpresa, hoy que fui a comer con un amigo a una plaza, me di cuenta de que casi todos los niños estaban disfrazados y pidiendo dulces. Todo recobró sentido. El Halloween en México es el 1° de noviembre. Así, mientras los niños se comen sus dulces, los papás se comen un pan de muerto o calabaza en tacha y todos felices y contentos. Al fin y al cabo, todo es una gran mezcla de culturas, y ya desde el año pasado había escrito sobre este fenómeno.
En fin, para cuando mi amigo se fue, yo seguía con ganas de hacer algo y entonces fui a rentar unas películas con mi hermana para, de paso, terminar de repartir nuestros dulces. Y entonces, en nuestro camino nos encontramos con brujas, fantasmas, vampiros, momias, árboles malvados...sí! Árboles malvados! De esos que se te atraviesan en el camino cuando te estás echando en reversa y así, sin saber cómo paso, te rompen tus faros...
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