Mi amigo

Hoy me despedí de Gibson, el niño de Kenya que conocí gracias a mis despistes temporales en los que nunca dudo en preguntar dónde estoy, especialmente aquí que sé que puedo acabar en medio de la nada. Saliendo de una clase en Strathfield le pregunté si el camión que pasaba me dejaría en la estación y contestó que sí, y de hecho fue en la estación donde lo volví a ver y ahí empezamos a platicar de su país y del mío. Incluso recuerdo que preguntó por Fox y yo le dije que ya no era nuestro presidente y que cuando preguntó cómo se llamaba el actual, mi mente jugó conmigo porque no logré recordar el nombre. Hasta después con ayuda del Internet supe que era Calderón. En los encuentros que siguieron platicamos y reímos y así sin darme cuenta se convirtió en una de las personas que más voy a extrañar cuando me vaya. Aunque bueno, en realidad él se fue primero porque regresó a su país después de haber estado fuera año y medio. Pero para cuando regrese ya no estaré aquí. Lo único que me queda es una cajita de música que me regaló. Yo le di una de mis pulseras. Ambos nos llevamos todas esas risas compartidas, las pláticas que siempre llegaban al punto de no saber por qué los gobernantes de nuestros países no están resolviendo el hambre o la pobreza si tienen el poder de hacerlo...lo cierto es que me quedo feliz de haberlo conocido, y aunque parezca imposible el volvernos a ver, también lo era el encontrarnos en el camino, así que no pierdo la esperanza...


Gracias por todo Gibson. Nakupenda.