Toda la tarde estuve jugando con Santiago en la casa. Hacerlo siempre me pone en un mood muy relajado, en el que las cosas parecen nuevas porque con él redescubro sonidos, colores, movimientos...y emociones. Tal vez si hubiera estado haciendo otra cosa no me hubiera sentido tan vulnerable, pero cuando uno está compartiendo ese mundo de risas y abrazos, lo último que esperas es una llamada de tu papá pidiendo que localices a tus hermanas porque acaban de hablarle diciendo que está secuestrada.
Mar estaba conmigo, así que inmediatamente tomé el teléfono y le marqué a Luisa. Por supuesto sabía que estaría bien, que la llamada había sido una de esas que hacen al azar y que los verdaderos secuestros le pasan a otra gente, no a nosotros.
Pero hubo dos segundos, dos largos segundos, en los que mi llamada tardó en conectar y entonces, muy en el fondo, pensé que en realidad esas cosas pasan, que si pueden secuestrar al experto en secuestros, ya nadie está exento porque, bien planeado, resulta la manera más fácil de conseguir dinero.
Entonces mi corazón se detuvo; lo único que sonaba ya era el teléfono. Y de repente, su voz. Estaba bien. Le dije que la veía en un rato más y entonces llamé a Gaby. También ella estaba bien. Colgué y lo único que pude hacer fue abrazar a Santiago.
12.12.08
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1 comentario:
Y yo nada mas de imaginar lo que sentiste al abrazar a Santiago casi lloro en pleno horario de oficina...
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