24.12.08

En estos días

No sé cuándo empezó a ser una costumbre, pero por muchos años mi 24 de diciembre consistía en escribir en un papel los nombres de las personas que más quería en ese entonces y en irlos tachando conforme hacía una llamada para felicitarlos y desearles lo mejor.
Si no localizaba a alguien, volvía a llamar al días siguiente; así hasta que no quedara nadie en mi lista. Por supuesto no era trabajo fácil, porque por aquello de la sensibilidad de la época la lista acababa siendo más larga de lo que en realidad debía ser y entonces pasaba horas en el teléfono, mientras todos en la casa me ponían caras de desaprobación por no estar ayudando en la cocina. Aún así, yo me sentía feliz de compartir mi alegría y cariño con la gente que había estado conmigo en el transcurso del año. Pero después, vino el celular y entonces las llamadas fueron reemplazadas por mensajes personalizados que resumían mis buenos deseos para esas fechas. Y después...después cambié. Entendí que la gente que quiero sabe que la quiero por lo que digo y hago todo el año, no por lo que suceda en los últimos ocho días de diciembre. Y entonces ahora me limito a mandarle energía al Universo para que Él se encargue de repartirla entre todos, proceso que me ha funcionado muy bien. Pero este año quise hacer una excepción, porque a pesar de que incluso a nivel nacional he visto resultados, no sé qué tan bien llegue la transmisión a otros continentes y entonces preferí hablarles a mis franceses, Elise y Tibo. Fue en esas llamadas que, además de descubrir que los franceses hablan 13:20 minutos, redescubrí lo lindas que son las llamadas de larga distancia.
Me parece maravilloso querer contarlo todo y al mismo tiempo sólo querer escuchar, y entonces terminar haciendo preguntas al mismo tiempo que la otra persona, quedarse callados por no saber quién debe responder primero y romper el silencio con una risa que demuestra que todo está bien, que la amistad y el cariño todavía existen y que tú eres afortunada por extrañarlos; porque aunque duele, eso resulta mejor que nunca haber contado con su presencia en tu camino.

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