Tal vez nunca logremos entender por qué sucedieron así las cosas. Tal vez sea demasiado pronto para entendernos. Tal vez, en realidad, no hay qué lamentar; porque tengo tantos y tan buenos recuerdos a tu lado que lo único que me había hecho falta era uno de esos momentos contigo, sabiendo que sería el último.
Por eso insistí en ir a ayudarte, para volver a ser amigos aunque fuera por una noche. Para planear juntos la mejor estrategia, para reírnos, para contarnos nuestros proyectos y desearnos lo mejor.
Para abrazarte y entonces, poder dejarte ir...
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