Hace poco una de las librerías de la ciudad tuvo una barata en la que compré dos libros, uno por lo maravilloso que prometía ser y otro por tristeza. Y es que cómo puede uno no comprar un libro que de $29 dólares lo redujeron a $1??? Pobrecito libro, ha de haber estado muy triste...Y bueno, el caso es que ayer terminé el otro, que se llama if nobody speaks of remarkable things y está tan mágicamente escrito, todo lleno de descripciones que lo hacen a uno leer con los cinco sentidos, que lo quiero volver a leer ya mismo. Pero no, dejaré que se disuelva en mi memoria para que al volverlo a leer, sea como si fuera la primera vez. Además, no en vano pasé casi dos horas del jueves en Kinko's sacándole copia a dos libros. Enteritos! No sé si eso sea delito, seguro sí, pero la neta es que hubiera tenido que pagar como $40 dólares por los originales y con éste método fueron sólo $12. Lo único es que no es tan emocionante como cuando uno tiene un libro nuevo entre manos, con ese olor inconfundible a historia por descubrir. Eso sí, ya tengo el libro que me hará compañía en mi vuelo de regreso a casa. No sé por qué en cuánto lo vi supe que así tendría que ser. Lo que primero me llamó la atención fue su nombre, pero después, cuando me metí a su página de internet y después a la de la escritora no dejé pasar más de tres días en ir a comprarlo. Y es que me fascina que el arte se haga de cosas tan sencillas, tan cotidianas como esto:
Con lo que me gusta clavarme en ese tipo de ideas estando sola!
9.11.07
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