Exhausta

Tuve una semana increíblemente cansada. Quien diga que el estrés no agota, que intente tener una semana como ésta y luego hable. Yo creo que si logré sobrevivir fue porque recién regresaba de vacaciones y tenía a mi chimi para compartirlo todo, si no, seguramente no lo contaba. Todo empezó el martes, con un examen de álgebra lineal que agotó mis neuronas al máximo y que además, logró hacerme sentir defraudada de mí misma porque en verdad me fue muy mal...Acto seguido, recibí un mail de Procter & Gamble para continuar el proceso de reclutamiento para el seminario en Chile, por lo que no dormí NADA esa noche, entre inquietudes y nervios. El miércoles presenté el examen y lo pasé, por lo que ese mismo día tuve una entrevista con la mera mera de Recursos Humanos. Creo que me fue bien, mantengo viva la esperanza, aunque por el momento sólo queda esperar la respuesta, que si es positiva, implica una segunda entrevista para entonces ser quien reciba un viaje todo pagado. Y bueno, esa tarde tuve que invertirla en un trabajo de Administración del Personal que hizo que me durmiera hasta tarde, y yo con tanto cansancio acumulado...El jueves, a estudiar para examen de estadísitca, y como eran mil temas, seguíamos despiertas cuando fue el primer temblor...Para quien me lea y no lo sepa ya, me dan PÁNICO los temblores. Neta me pongo muy mal, y aunque trato de controlarme, es inevitable que tiemble de nervio, me ponga helada, casi blanca y que la sensación de mareo me dure unos cuantos días. Por supuesto que un café que me había tomado y un 6.4 en escala Richter hicieron que el sueño desapareciera por completo para sustituirse por un estado de alerta al máximo. Así que cuando terminamos de estudiar y nos fuimos a dormir, estaba en el proceso de intentar relajarme cuando instintivamente me levanté de la cama por un mareo. Al principio creía que eran una de esas alucinaciones que tengo una vez que pasa un temblor, pero al prender la luz vi que mi móvil de fotos se movía y fue entonces que salimos corriendo por las escaleras para llegar a la sala y corroborar con la lámpara que cuelga que era una réplica casi igual de fuerte que el primer temblor. Decidimos dormir abajo por cualquier cosa, y tan grande fue mi suerte que el tercer temblor ya no lo sentí porque el sueño había invadido mi ser. Al examen me presenté lo más cansada, y el viernes no hice otra cosa más que dormir y descansar viendo una película con un amigo que quiero mucho. Hoy, desperté después de casi doce horas de sueño ininterrumpido, y es que en verdad mi cuerpo lo necesitaba. De hecho, ahorita quiero más, pero voy de salida a una fiesta con mi hermana sólo para acompañarla y olvidar un poco este miedo que aún me invade...