8.2.07

Ser y devenir

El concepto del “yo” es, por supuesto, un concepto claramente resbaladizo. ¿Qué es lo que quiero decir exactamente cuando digo “yo”? Obviamente el “yo” no tendría ningún sentido si no pudiera conservarse de algún modo a lo largo del tiempo. Si me despertara cada día como una persona diferente, la etiqueta “yo” realmente no significaría mucho. Debe haber alguna especie de cualidad inmutable que lo recorra. Es claro que la memoria debe desempeñar algún papel en esto, porque si no pudiera recordar de un momento a otro lo que estaba haciendo, la idea de mi identidad personal carecería entonces absolutamente de significado. Algo debe permanecer constante. Por otra parte, la experiencia de mí mismo implica pensar y observar, y éstas son claramente actividades temporales. Cada día tengo nuevas experiencias de algún tipo y, en este sentido, cada día cambio un poco. Podrían ustedes decir: “yo no soy la misma persona ahora que cuando tenía cinco años”; sin embargo, el hecho de haber utilizado la palabra “yo” en esta frase revela la paradoja. ¿Cómo puedo “yo” ser una persona cambiada, si soy la persona a la que le ocurre el cambio? La vida no tendría sentido si no existiera ningún cambio, ningún progreso, pero también carecería de sentido sin una sensación de identidad personal, un “yo” a quien le ocurren esos cambios. El cambio más importante para todos nosotros es la muerte. En ella vemos reaparecer las mismas tensiones, pero con más crudeza, porque muchas personas desean fervientemente que su identidad personal sobreviva a la muerte. Pero, ¿sobrevivir para qué?

Si es para entrar en algún reino sobrenatural que está más allá del tiempo, perdemos esas mismas cosas –pensamientos, experiencias, etc.- que nos proporcionan el sentimiento prolongado de identidad personal, porque todas esas cosas son cosas temporales. Por otra parte, es posible imaginar el paso a algún ámbito dentro del tiempo, como por medio de la reencarnación dentro de este universo. Pero, si no traigo una memoria de mi vida pasada a la presente, ¿qué derecho tengo a afirmar que soy yo el ser encarnado, en lugar de cualquier otra persona? Bueno, quizá existe un mundo sobrenatural con su propia versión del tiempo, así como, supuestamente, del espacio y de las personas, pero, si ése es el caso, ¿podríamos afrontar la perspectiva de una duración infinita de experiencias cambiantes? ¿Existe, de hecho, un infinito número de cosas por experimentar?

=Paul Davis=

2 comentarios:

Orondo Guilliem dijo...

ya habia entrado...


y no como caca

Orondo Guilliem dijo...

y pon el link de mi blog no seas grosera