La verdad incómoda

Ese es el nombre de la película que tocó el miedo más profundo que tengo desde niña: el fin del mundo. Y no es que esté exagerando, pero nuestros actos como humanidad irresponsable y poco conciente del delicado equilibro natural están generando consecuencias que en pocos años tornará la hermosa Tierra en algo inhabitable. Por todo el mundo se están presentando casos cuya única respuesta es el calentamiento global. Olas de calor cada vez más intensas, lluvias más frecuentes, ausencia de nieve en lugares donde años atrás el blanco cubría el paisaje...todo es consecuencia de la realidad más dura que tiene que asumir el hombre. De no hacerlo a tiempo, la elevación del nivel del mar por el derretimiento de los polos cubrirá áreas habitadas por millones de personas. Huracanes de categoría 4 y 5, cuya fuerza devastadora conocimos con Katrina en 2005, serán más comunes de lo que nos podemos imaginar. Al aumentar la temperatura, la cantidad de mosquitos y roedores se incrementará, y con esto, las enfermedades que estos transmiten, entre ellas, la malaria, el dengue y el hantavirus. Un gran número de especies de flora y fauna estarán en extinción por alteración de su hábitat. Sequías, incendios forestales...y la lista continúa...pero el problema lo conocemos, lo que nos hace falta son soluciones. El mayor esfuerzo para llegar a una solución común fue el Protocolo de Kyoto (1997), pero hasta la fecha no ha tenido un impacto significativo. De hecho, el pasado viernes 2 de febrero, el reporte de 21 páginas lanzado en París por el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) no propuso solución alguna. Al parecer no existe un consenso mundial acerca de las restricciones necesarias para mitigar las emisiones de CO2, a lo que sólo puedo agregar: OCÚPENSE DEL CALENTAMIENTO GLOBAL, NO LO DEBATAN! Por supuesto que existen soluciones! Pequeños cambios a nuestra rutina diaria pueden hacer la diferencia. El momento de hacer algo por nuestra Madre Tierra es ahora.

* Substituye todos tus focos por los que sean CFL (Compact Fluorescent Light), ya que estos utilizan 60% menos energía.
* Utiliza menos tu auto. Camina más, recorre tus distancias en bicicleta o patines, haz ronda con tus vecinos o utiliza el transporte público con más frecuencia.
* Recicla tu basura. No tomes como pretexto que los encargados de basura la terminan mezclando, tú mismo puedes hacer una composta de tus residuos orgánicos. Aquí se explica cómo.
* Revisa tus llantas. Mantenerlas a su nivel óptimo puede mejorar el rendimiento de tu gasolina en un 3%.
* Utiliza menos agua caliente, ya que se requiere de mucha energía para calentarla.
* Al tomar un baño, utiliza una cubeta para guardar el agua que dejas correr antes de meterte a la regadera, y con ella haz funcionar tu escusado durante el día.
* Procura no utilizar el lavaplatos, o sólo hazlo cuando tengas una carga completa. Lo mismo con la lavadora. Y si no es urgente, no utilices la secadora de ropa; mejor deja que tus prendas se sequen al aire.
* Evita consumir productos con mucho empaquetado.
* Planta un árbol por cada momento que haya marcado tu vida.
* Apaga tus aparatos electrónicos. De hecho si puedes desconectarlos, ahorrarás un 5% de energía consumida en tu casa.
* Recuerda que una batería recargable sustituye aproximadamente a 100 desechables.
* Compra artículos hechos con material reciclado.
* Utiliza servilletas de tela en lugar de papel para la limpieza. Recuerda la gran cantidad de árboles que implica la fabricación de papel.
* Prefiere el papel higiénico blanco, pues el decorado o de colores requiere muchas sustancias químicas para su elaboración.
* Cuando compres aparatos tales como calculadoras o relojes, prefiere los que funcionen con energía solar.
* Consume comida fresca en lugar de congelada (la carne va incluida), y si es posible que sea orgánica mejor. Apoya a los mercados locales.
* Toma conciencia y comparte tus acciones con los demás. Atrévete a hacer la diferencia.