Hasta ahorita ese concepto me parece demasiado difícil de entender. Si bien no puede compararse con la eternidad, me resulta imposible imaginar tener algo todos los días de mi vida. En cada despertar. En cada anochecer. Pero hoy eso es una realidad, símbolo del cariño (y la locura) tan grande entre mis hermanas y yo. Hoy decidimos tatuarnos un diseño creado por las tres, cuyo verdadero valor sólo nosotras lo entendemos. Lo que parecía ser una promesa que no se cumpliría se convirtió en una marca que nos define como hermanas, como amigas, como compañeras de viaje.
Que si duele? Si. Mucho. MUCHO. Pero soportable. En lo personal, decidí hacer de esta experiencia un viaje, y teniendo de fondo la gran canción del maestro Cerati, Crimen, dejé que el dolor fluyera para poder disfrutarlo. Siento que ayudó mucho el que hubiera estado en familia, y agradezco infinitamente las manos del artista que supo hacer un excelente trabajo. La foto queda pendiente.
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