14.1.09

Mi mañana

Soy una persona de distancias cortas. La verdad que una de las razones por la que escogí a la UP como mi universidad fue que no tendría que desplazarme por la ciudad largas horas tratando de llegar a mis clases. En 15 minutos estoy ahí. 10 si tengo prisa.
Es por eso que pasar casi una hora en mi coche para llegar a mi trabajo me vuelve loca. El estrés comienza a acumularse antes de cruzar Viaducto. Yo sé que a veces la tecnología es difícil de entender pero, por eso, a muchos de nosotros nos dieron una plática de los colores del semáforo cuando éramos chiquitos.
Verde es avanza, amarillo es precaución y rojo es detente. Qué tan difícil puede ser? Los colores son para algo, no son un adorno! Aunque como en todo, hay excepciones.
Primera, no siempre que nos toca el verde debemos avanzar. Y es que nunca falta el tarado que no piensa que los diez coches que están adelante de él no tendrán tiempo para avanzar antes de que sea el turno de los coches que vienen en la calle perpendicular y entonces se quedará a mitad de la calle estorbándole hasta a los que pasan por ahí caminando.
Segunda, el semáforo perderá autoridad cuando haya un poli vestido de un amarillo inconfundible encargado de dirigir a los automovilistas. Si es el caso, tenga plena confianza de que se han resuelto decenas de logaritmos de tangente cuadrada para determinar el tiempo justo que cada parte requiere para mantener un flujo óptimo. Jamás piense que es mero tanteo. Eso, en la ciudad donde todas las vías rápidas están en construcción al mismo tiempo, es impensable.

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