26.11.08

Escrito

En algún momento de mi ansiosa adolescencia aprendí que el cambio es el que rige al mundo, y que nada ganaría aferrándome a las cosas si con el tiempo serían distintas. Por eso es que normalmente no me complico la vida...tomo las oportunidades así como llegan, hago con ellas lo que mi ser me pide, intenseo para luego dejar ir, soltar cuando sea necesario...
Pero hay días en los que amanezco con el corazón congestionado. Días en los que me gustaría vivir esa proyección que mi mente hizo con el presente...

Nunca he entendido por qué ciertas personas toman decisiones para no lastimar al otro sin ni siquiera preguntarle qué opina.
No tengo nada personal en contra la gente que lo aplica, pero creo que compartir el por qué de nuestras acciones con quienes resulten involucrados es mejor. Así, uno no corre el riesgo de perder la cabeza tratando de enteder el por qué de las cosas. Ese por qué que en días como hoy se convierte en un enemigo invencible que, en lugar de hacerme sentir tranquila, me hace sentir vulnerable. Porque entonces me pregunto: será que ya todo está escrito?
Que todo pasa por algo y nuestra difícil tarea sólo consiste en mantener la fe?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya te dije el secreto!!! (Siento desanimarte nena pero nada tiene que ver con la fe...)
Es una guerra secreta. Un plan macabro que se lleva a cabo todas las noches... Poco a poco y en silencio.