14.10.07

De visita

Hoy fui con los franceses a una playa que se llama Wollongong. Con el tren sirviendo de manera normal se hace una hora y cuarenta minutos, pero como tuve que tomar un camión porque este domingo no hubo servicio, hicimos dos horas y quince minutos para llegar. Lo mismo nos pasó a Fer y a mí cuando para ir a Surfers Paradise hicimos más de tres horas. Y la verdad si lo pienso es muy chistoso que haga estos viajes de un día cuando estando en México jamás lo haría, cuando jamás planearía, por ejemplo, ir a Acapulco de entrada por salida. Pero en realidad no tiene por que ser así. Creo que es por comodidad, flojera o por pensar que no hay nada tan maravilloso por ver. Pero habiendo lugares tan bonitos, de esos pueblitos que sólo tienen iglesias, debería hacerlo también allá. En fin, veremos qué pasa a mi regreso...

Volviendo al tema de hoy, no me pude meter al mar porque yo dije ni necesito traje de baño y no lo llevé, así que con los jeans arremangados lo más que pude jugué con las olas, caminé por las rocas y vi animales muuuy grandes. Primero una mantarraya que subía a la superficie cuando un pescador le aventaba pedazos de pescado para comer. En verdad era gigante. Y después un par de pelícanos que también se peleaban por esos trozos de comida que el señor les proporcionaba. Pondría fotos pero no se logra ver el tamaño real de ninguno de los dos, así que se lo dejo a su imaginación y mejor les comparto la playa que Octubre me tenía de regalo.

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