Mi grito

Esta es la historia de lo que hice la noche del 15 de septiembre, día de la Independencia de México, en Sydney.

Desde el viernes fui a la uni a buscar en internet el teléfono de los restaurantes de comida mexicana que hay en la ciudad para marcar y averiguar si en alguno tendrían algún evento especial por la fecha, pero no tuve suerte. Ni mariachis ni grito ni nada. Así que entonces tendría que elegir el lugar por la variedad y autenticidad de la comida que ofrecieran. En unos había pozole, en otros mole y enchiladas, pero hubo uno que me llamó mucho la atención por la frase que ponían en su página de internet: a taquería (ta-ke-re-ah) in the fullest sense of the word. Por todo el concepto que manejaban, Guzmán y Gómez fue el ganador.

Carina, Jakub y yo salimos de la casa alrededor de las 7:30 y en el tren iba super emocionada por la idea de poderme comer unos taquitos. En verdad esperaba que fuera comida mexicana y no acabara siendo un lugar donde creyeran que las fajitas son lo más mexicano y que las chimichangas son la neta. Como estaba en una zona de Sydney a la que nunca había ido, tardamos un poco en encontrar el lugar. Pero la espera valió la pena.

De repente me encontré en un lugar así

hablando español con la cajera, ordenando tacos de puerco en adobo, pollo guerrero y d.f. steak con la canción de Torero de Chayanne de fondo. No podía dejar de sonreír, me sentía tan feliz! Pero cuando probé los tacos...

con tortillitas de maíz, frijoles de verdad, salsas y arroz frito con un poco de perejil creo que morí por unos instantes. No exagero cuando digo que sabían mejor que muchos que he probado en México. Sí, yo sé que pensarán que en parte es por llevo dos meses sin comer comida a lo que nosotros le llamamos decente, pero el sazón en verdad es excelente y cuando de fondo tenía canciónes como Desde que de Liquits o Payaso del Rodeo no sabía si llorar o reír o sólo seguir comiendo. Lo que hice fue lo siguiente:

Y bueno con decirles que era taaan mexicana la comida que hasta agruras nos dieron. Ay qué pesado lo sentí pero qué felicidad de haber encontrado ese lugar!